Historia, símbolo y controversia.
La bandera de España, conocida popularmente como la rojigualda, es el símbolo nacional
del Reino de España. Sin embargo, su origen y su significado no son tan conocidos ni
consensuados como los de otras banderas nacionales. ¿Cuál es la historia de la bandera
de España? ¿Qué representa para los españoles? ¿Por qué genera tanta polémica y
división?
La bandera de España actual tiene su origen en el siglo XVIII, cuando el rey Carlos III
convocó un concurso para elegir un nuevo pabellón naval que se distinguiera de los de
otras naciones. De las doce propuestas presentadas, el rey escogió dos diseños de color
rojo y amarillo, uno para los buques de guerra y otro para los mercantes. Estos colores
se inspiraban en los de la Casa de Borbón, la dinastía reinante en España desde 1700.
La bandera rojigualda se extendió poco a poco por el resto de las fuerzas armadas y por
los territorios de ultramar, especialmente durante la guerra contra la Francia
revolucionaria a finales del siglo XVIII. En 1843, durante el reinado de Isabel II, se
adoptó oficialmente como bandera nacional, sustituyendo a las antiguas enseñas de los
Reyes Católicos, que habían sido usadas desde el siglo XV.
La bandera rojigualda se mantuvo como símbolo nacional hasta la proclamación de la
Segunda República, en 1931, cuando se introdujo una nueva bandera tricolor, de franjas
horizontales roja, amarilla y morada. Esta bandera pretendía representar la unión de las
tres regiones históricas de España: Castilla, Aragón y León. El color morado se asociaba
al antiguo reino de León, aunque algunos historiadores lo cuestionan.
La bandera tricolor fue el emblema de la República hasta el final de la guerra civil, en
1939, cuando el bando vencedor, liderado por el general Franco, recuperó la bandera
rojigualda, pero con un nuevo escudo que incluía el águila de San Juan, un símbolo del
catolicismo y del imperialismo español. Este escudo se modificó en dos ocasiones más, en
1945 y en 1977, para incorporar elementos como el yugo y las flechas de los Reyes
Católicos, el lema «Una, Grande y Libre» y la corona real.
Tras la muerte de Franco, en 1975, se inició un proceso de transición democrática que
culminó con la aprobación de la Constitución de 1978. Esta Constitución estableció el
diseño actual de la bandera de España, que conserva los colores rojo y amarillo, pero
con un escudo diferente, que recoge los símbolos de las distintas regiones que forman el
Estado español. El escudo actual se compone de cuatro cuarteles: el primero, con el
castillo de Castilla; el segundo, con el león de León; el tercero, con las barras de
Aragón; y el cuarto, con las cadenas de Navarra. En el centro, un escusón con las flores
de lis de la Casa de Borbón. En la parte inferior, una granada que representa a Granada.
Y en la parte superior, una corona que simboliza la monarquía constitucional.
La bandera de España, según la Constitución, está formada por tres franjas horizontales,
roja, amarilla y roja, siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las rojas. El
escudo se sitúa en el centro de la franja amarilla, y tiene una altura de dos quintos de
la anchura de la bandera. La bandera de España se usa obligatoriamente en los edificios
públicos, las sedes de los órganos del Estado, las misiones diplomáticas y los
establecimientos militares y policiales. También se puede usar libremente por los
ciudadanos, siempre que se respete su dignidad y su integridad.
Sin embargo, la bandera de España no es un símbolo que genere el mismo orgullo y la
misma identificación entre todos los españoles. Al contrario, la bandera de España es
objeto de controversia y de conflicto, tanto dentro como fuera de España. ¿A qué se debe
esta situación?
Una de las razones es la falta de conocimiento y de educación sobre la historia y el
significado de la bandera de España. Muchos españoles ignoran el origen y la evolución
de la bandera, y la asocian exclusivamente con el franquismo o con el nacionalismo
español. Otros, en cambio, la consideran un símbolo sagrado e intocable, y la usan como
una forma de reivindicar su ideología o de confrontar con otros grupos sociales o
políticos.
Otra de las razones es la diversidad y la pluralidad de España, que se refleja en la
existencia de otras banderas y otros símbolos que expresan la identidad y la cultura de
las distintas comunidades autónomas, regiones, provincias y municipios que conforman el
Estado español. Estas banderas y símbolos conviven con la bandera de España, y en
algunos casos la complementan o la sustituyen. Algunos españoles se sienten más
identificados con su bandera autonómica o regional que con la bandera nacional, y otros
rechazan la bandera de España por considerarla una imposición o una amenaza a su
autonomía o a su aspiración de independencia.
La bandera de España, por tanto, es un símbolo complejo y polémico, que refleja la
historia, la realidad y los problemas de España. La bandera de España no es solo un
trozo de tela con unos colores y un escudo, sino una expresión de la identidad, la
diversidad y la convivencia de los españoles. La bandera de España es un símbolo que nos
une y nos separa, que nos representa y nos cuestiona, que nos emociona y nos incomoda.
La bandera de España es, en definitiva, un símbolo vivo y dinámico, que cambia y se
adapta a los tiempos y a las circunstancias, y que nos invita a reflexionar sobre lo que
somos y lo que queremos ser como país.
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