Cuidados, patologías y consejos.
Tabla de Contenidos
Nuestros pies son una parte fundamental de nuestro cuerpo, ya que nos permiten desplazarnos, mantener el equilibrio y realizar muchas actividades. Sin embargo, a menudo no les prestamos la atención que merecen, y con el paso de los años pueden sufrir diversos problemas que afectan a nuestra salud y calidad de vida. Por eso, es importante cuidar los pies desde la juventud y especialmente en la tercera edad, cuando el desgaste, las enfermedades y los cambios fisiológicos pueden provocar diversas patologías en nuestros pies.
Patologías podales más frecuentes en las personas senior
Las personas senior pueden presentar una serie de patologías podales que se deben a diferentes factores, como el envejecimiento, el sobrepeso, el sedentarismo, el uso de calzado inadecuado, la diabetes, la artrosis, la artritis, la osteoporosis, la mala circulación, la falta de higiene o la falta de cuidados profesionales. Algunas de las patologías podales más frecuentes en las personas senior son:
- Juanetes: son deformidades del primer dedo del pie, que se desvía hacia el segundo y provoca una protuberancia en el borde interno del pie. Los juanetes causan dolor, inflamación, roce, dificultad para calzarse y alteración de la marcha. Se deben a factores genéticos, biomecánicos, hormonales o al uso de zapatos estrechos o con tacón.
- Dedos en garra o en martillo: son deformidades de los dedos del pie, que se flexionan en las articulaciones y adoptan una forma curvada. Los dedos en garra o en martillo provocan dolor, callosidades, úlceras, infecciones y alteración de la marcha. Se deben a factores genéticos, biomecánicos, neurológicos o al uso de zapatos estrechos o con tacón.
- Uñas encarnadas: son uñas que se clavan en los bordes de los dedos y causan dolor, inflamación, enrojecimiento, sangrado e infección. Las uñas encarnadas se deben a un corte incorrecto de las uñas, al uso de zapatos estrechos o con punta, a traumatismos o a alteraciones de la forma o el grosor de las uñas.
- Hongos: son infecciones causadas por microorganismos que se desarrollan en ambientes húmedos y cálidos. Los hongos pueden afectar a la piel o a las uñas de los pies, y producen picor, descamación, enrojecimiento, mal olor, engrosamiento, cambio de color o deformación de las uñas. Los hongos se contagian por contacto directo o indirecto, y son más frecuentes en personas con diabetes, mala circulación, baja defensas o falta de higiene.
- Papilomas o verrugas plantares: son lesiones causadas por el virus del papiloma humano, que se introduce en la piel a través de pequeñas heridas. Los papilomas o verrugas plantares se localizan en la planta del pie, y se caracterizan por ser redondos, duros, con puntos negros y dolorosos al presionarlos. Los papilomas o verrugas plantares se contagian por contacto directo o indirecto, y son más frecuentes en personas con baja defensas o falta de higiene.
- Pie diabético: es una complicación de la diabetes, que se caracteriza por la pérdida de sensibilidad, la disminución del flujo sanguíneo y la alteración de la cicatrización en los pies. El pie diabético puede provocar heridas, úlceras, infecciones, gangrena y amputación. El pie diabético se debe al mal control de la glucosa en sangre, y requiere una atención especializada y multidisciplinar.
- Pie de atleta: es una infección causada por hongos que afecta a la piel de los pies, especialmente entre los dedos. El pie de atleta produce picor, ardor, descamación, grietas y mal olor. El pie de atleta se contagia por contacto directo o indirecto, y se favorece por el sudor, la humedad, el calor y la falta de higiene.
- Callosidades y durezas: son engrosamientos de la piel que se producen por la fricción o la presión de los zapatos o el suelo. Las callosidades y durezas se localizan en las zonas de apoyo del pie, como el talón, la planta o los dedos, y causan dolor, incomodidad y alteración de la marcha. Las callosidades y durezas se deben al uso de zapatos inadecuados, a la falta de hidratación o a alteraciones biomecánicas.
- Talalgia o dolor de talón: es un dolor que se localiza en la parte posterior o inferior del talón, y que se intensifica al caminar o al levantarse. La talalgia o dolor de talón puede tener diversas causas, como la fascitis plantar, el espolón calcáneo, la bursitis, la tendinitis, la artritis o la fractura por estrés. La talalgia o dolor de talón se debe a factores como el sobrepeso, el sedentarismo, el deporte de impacto, el uso de zapatos inadecuados o las alteraciones biomecánicas.
Consejos y hábitos para cuidar nuestros pies
Para prevenir o aliviar las patologías podales en las personas senior, es conveniente seguir una serie de consejos y hábitos que contribuyan a mantener los pies sanos y funcionales. Algunos de estos consejos y hábitos son:
- Lavar y secar nuestros pies a diario: es importante lavar los pies con agua tibia y jabón neutro, y secarlos bien, especialmente entre los dedos, para evitar la proliferación de hongos y bacterias. También se puede aplicar una crema hidratante específica para los pies, evitando las zonas interdigitales, para mantener la piel suave y elástica.
- Cortar las uñas correctamente: es aconsejable cortar las uñas de los pies de forma recta, sin redondear los bordes, y limarlas suavemente para evitar que se claven o se astillen. Se debe usar un cortaúñas limpio y desinfectado, y evitar cortar las uñas demasiado cortas o dejarlas demasiado largas.
- Revisar el estado de nuestros pies: es recomendable examinar los pies con frecuencia, buscando posibles heridas, rozaduras, callosidades, durezas, uñas encarnadas, hongos, papilomas o verrugas. En caso de detectar alguna anomalía, se debe acudir al podólogo lo antes posible, y no intentar solucionar el problema por cuenta propia.
- Usar un calzado adecuado: es fundamental elegir un calzado que se adapte al pie, que sea cómodo, transpirable, flexible y ligero. El calzado debe tener una horma ancha, una puntera redonda, un tacón bajo y una suela antideslizante. El calzado debe cambiarse con frecuencia, y evitar el uso de zapatos estrechos, con punta, con tacón o con suela plana.
- Usar unos calcetines apropiados: es conveniente usar unos calcetines que sean de algodón o de lana, que no aprieten, que no tengan costuras y que se cambien a diario. Los calcetines deben ser de un color claro, para detectar posibles manchas de sangre o pus. Los calcetines deben lavarse con agua tibia y jabón neutro, y secarse bien antes de usarlos .
- Evitar el frío y el calor extremos: es importante evitar exponer nuestros pies a temperaturas muy bajas o muy altas, que pueden dañar la piel o la circulación de los pies. Se debe usar un calzado adecuado para cada estación, y proteger los pies del sol, de la arena, del agua o de la nieve. También se debe evitar el uso de fuentes de calor directas, como estufas, mantas eléctricas o bolsas de agua caliente
- Visitar al podólogo regularmente: es esencial acudir al podólogo al menos una vez al año, o con más frecuencia si se tiene alguna patología podal o alguna enfermedad sistémica que afecte a los pies, como la diabetes. El podólogo es el profesional sanitario que se encarga de prevenir, diagnosticar y tratar las afecciones de los pies, y de realizar tratamientos preventivos, curativos o estéticos, como el corte de uñas, la eliminación de callosidades o durezas, la aplicación de ortesis o plantillas, o la realización de cirugías .
Conclusión
Nuestros pies son una parte esencial de nuestro cuerpo, que nos permite movernos, equilibrarnos y realizar muchas actividades. Sin embargo, con el paso de los años, los pies pueden sufrir diversas patologías que afectan a nuestra salud y calidad de vida. Por eso, es importante cuidar nuestros pies desde la juventud y especialmente en la tercera edad, cuando el desgaste, las enfermedades y los cambios fisiológicos pueden provocar diversos problemas podales. Para cuidar los pies, se deben seguir una serie de consejos y hábitos, como lavar y secar los pies a diario, cortar las uñas correctamente, revisar el estado de los pies, usar un calzado y unos calcetines adecuados, realizar ejercicios para los pies, evitar el frío y el calor extremos, y visitar al podólogo regularmente. Así, podremos mantener los pies sanos y funcionales, y mejorar nuestro bienestar y nuestra autonomía. ¿Te cuidas los pies? 🦶
Realizar ejercicios para nuestros pies: es beneficioso realizar ejercicios para los pies, que ayuden a mejorar la movilidad, la flexibilidad, la fuerza y la circulación de los pies. Algunos ejercicios para los pies son: mover los dedos, girar los tobillos, estirar los gemelos, caminar sobre los talones, sobre las puntas o sobre los bordes de los pies, masajear los pies con una pelota o con las manos, o levantar objetos pequeños con los dedos .