El Atomismo.
Demócrito de Abdera, filósofo griego nacido alrededor del 460 a.C. en Abdera, Tracia, es reconocido como un influyente pensador cuya principal contribución se centra en el atomismo. Esta teoría postula que la realidad se compone de átomos, partículas indivisibles e infinitamente pequeñas. Aunque en su época no fue ampliamente aceptada, sentó las bases para el desarrollo posterior de la teoría atómica en la ciencia moderna.
Demócrito de Abdera, polímata cuyos intereses abarcaron física, matemáticas, ética y cosmología, escribió numerosas obras, aunque la mayoría se ha perdido. Entre las sobrevivientes se encuentran tratados sobre matemáticas, física y ética, reflejando su profundo conocimiento y curiosidad intelectual.
El pensamiento de Demócrito se enfocaba en la idea de que la realidad consiste en átomos en constante movimiento en un vacío infinito, explicando los cambios observados en el mundo material como resultado de la combinación y separación de estos átomos. Además de su contribución al desarrollo de la teoría atómica, promovió la idea de la felicidad a través de la moderación y la autodisciplina, dejando así un legado ético significativo.
Aunque gran parte de su obra se perdió, su influencia perdura hasta hoy. Su teoría del atomismo ha sido fundamental en la comprensión de la naturaleza de la materia, siendo una inspiración para filósofos y científicos modernos en su búsqueda del conocimiento y la verdad.
Tabla de Contenido
Frase destacadas de Demócrito de Abdera
Para acercarnos a las enseñanzas de este pensador y escritor griego, vamos a hacer un recorrido por las mejores frases de Demócrito de Abdera.
1. Todo está perdido cuando los malos sirven de ejemplo y los buenos de mofa.
2. El que todo lo aplaza no dejará nada concluido ni perfecto.
3. ¿Puede ser por ventura amado el que a nadie ama?
4. Toda la tierra está al alcance del sabio, ya que la patria de un alma elevada es el universo.
5. Vida sin fiestas es como largo camino sin posadas.
6. La vida es un tránsito; el mundo es una sala de espectáculos; el hombre entra en ella, mira y sale.
7. La naturaleza se basta así misma; por esto vence con lo menos y con lo seguro, las demasías de la esperanza.
8. No te avergüences de someterte a las leyes y al que sabe más que tú.
9. Aunque estés solo, no debes decir ni hacer nada malo. Aprende a avergonzarte más ante ti que ante los demás.
10. Hay hombres que trabajan como si fueran a vivir eternamente.
11. El hombre no es infeliz mientras no es injusto.
12. La verdadera hermosura y la gala más preciosa de la mujer es el hablar escaso.
13. Los jóvenes son como las plantas: por los primeros frutos se ve lo que podemos esperar para el porvenir.
14. Quien procede injustamente es más desgraciado que la víctima de su injusticia.
15. Las riquezas no consisten tanto en la posesión de los bienes como en el uso que de ellos se hace.
16. Luchar contra el deseo es duro, pero vencerlo es propio de un hombre sensato.
17. La medicina sana las enfermedades del cuerpo, más la sabiduría libera al alma de padecimientos.
18. Es arrogancia hablar de todo y no querer oír nada.
19. Salud piden los hombres a los dioses en sus oraciones, pero no se percatan de que tienen en sí mismos control sobre ella y en que, como hacen por su desenfreno lo contrario de lo debido, se convierten en traidores de su salud por sus propios apetitos.
20. Nada existe excepto átomos y espacio vacío; todo lo demás son opiniones.
21. La crianza de los hijos es asunto resbaladizo; se consigue un éxito plagado de disputas y desvelos o un fracaso que no es superable por ningún otro dolor.
22. Discreto es quien no se aflige por lo que no tiene, sino que se alegra por lo que tiene.
23. La amistad de un hombre sabio es mejor que la de todos los tontos.
24. Quien se halla enteramente dominado por la riqueza nunca podría ser justo.