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La depresión

La depresión es un trastorno mental que afecta a la salud emocional y física de las personas. Se caracteriza por una tristeza persistente, una pérdida de interés por las actividades que antes se disfrutaban, una baja autoestima, una sensación de culpa, un aislamiento social, una alteración del sueño y del apetito, una dificultad para concentrarse y, en algunos casos, pensamientos suicidas.
La depresión no es una parte normal del envejecimiento, sino una enfermedad que requiere atención médica y tratamiento. Sin embargo, muchas personas mayores de 60 años sufren de depresión y no la reconocen ni la expresan, lo que dificulta su diagnóstico y su abordaje .
Cinco puntos principales que caracterizan a la depresión en las personas mayores
- Es más frecuente de lo que se piensa. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, y es la principal causa de discapacidad. Entre las personas mayores de 60 años, se estima que el 7% padece depresión, y que esta cifra aumenta al 15% en los que viven en residencias. Además, la depresión es más común en las mujeres que en los hombres, especialmente a partir de los 65 años.
- Tiene factores de riesgo específicos. La depresión en las personas mayores puede estar relacionada con una serie de factores que se dan con más frecuencia en esta etapa de la vida, como la pérdida de seres queridos, la jubilación, la soledad, la dependencia, las enfermedades crónicas, el dolor, el deterioro cognitivo, el consumo de ciertos medicamentos, el abuso de alcohol o drogas, o el maltrato .
- Se manifiesta de forma diferente. Los síntomas de la depresión en las personas mayores pueden ser distintos a los de los adultos jóvenes, y pueden confundirse con los de otras condiciones médicas o con el propio envejecimiento. Por ejemplo, las personas mayores pueden presentar más síntomas físicos, como fatiga, dolores, mareos o problemas digestivos, y menos síntomas emocionales, como llanto o tristeza. También pueden mostrar más irritabilidad, apatía, ansiedad, agitación, insomnio, pérdida de memoria o dificultad para tomar decisiones.
- Tiene consecuencias graves. La depresión en las personas mayores puede afectar negativamente a su calidad de vida, a su funcionamiento diario, a su salud física y mental, y a su esperanza de vida. La depresión puede aumentar el riesgo de sufrir otras enfermedades, como enfermedades cardiovasculares, diabetes, demencia o cáncer. Además, la depresión puede incrementar el riesgo de suicidio, que es más elevado en las personas mayores que en otros grupos de edad.
- Es tratable. La depresión en las personas mayores no es una sentencia, sino una enfermedad que se puede prevenir y tratar. Existen diferentes opciones terapéuticas, como la psicoterapia, los antidepresivos, la estimulación cerebral o las terapias alternativas, que deben adaptarse a las necesidades y preferencias de cada persona . El tratamiento de la depresión puede mejorar el bienestar, la autonomía, la autoestima y la integración social de las personas mayores.
Cuidados que deben recibir las personas con depresión y qué podemos hacer para ayudarlas
Las personas mayores con depresión deben recibir una atención integral, que incluya una evaluación médica, psicológica y social, un diagnóstico adecuado, un tratamiento personalizado, un seguimiento periódico y un apoyo continuo. Además, deben recibir una educación sobre la depresión, sus causas, sus síntomas, sus tratamientos y sus recursos disponibles.
Para ayudar a las personas mayores con depresión, podemos adoptar una serie de medidas, como las siguientes:
- Mostrarles comprensión, respeto y afecto. Las personas mayores con depresión necesitan sentirse escuchadas, valoradas y queridas, sin ser juzgadas, criticadas o culpabilizadas por su estado de ánimo. Debemos expresarles nuestro interés, nuestra preocupación y nuestra disposición a ayudarles, sin presionarles ni agobiarles.
- Fomentar su participación e independencia. Las personas mayores con depresión pueden tender al aislamiento y a la inactividad, lo que puede agravar su situación. Debemos animarles a mantener o retomar sus actividades habituales, sus aficiones, sus relaciones sociales y su implicación en la comunidad, respetando su ritmo y sus preferencias. También debemos estimular su autonomía y su autoestima, reconociendo sus logros y sus capacidades, y evitando sobreprotegerles o infantilizarles.
- Ofrecerles apoyo práctico. Las personas mayores con depresión pueden tener dificultades para realizar algunas tareas cotidianas, como cuidar de su higiene, su alimentación, su salud, su economía o su hogar. Debemos brindarles nuestra ayuda para facilitarles estos aspectos, sin invadir su intimidad ni su espacio, y buscando soluciones conjuntas. También debemos colaborar con su tratamiento, recordándoles sus citas médicas, sus medicaciones, sus ejercicios o sus pautas terapéuticas, y acompañándoles si lo necesitan.
- Buscar ayuda profesional. Las personas mayores con depresión pueden negar o minimizar su problema, o tener miedo o vergüenza de pedir ayuda. Debemos informarles de que la depresión es una enfermedad seria, pero tratable, y de que existen profesionales cualificados que pueden ayudarles a superarla. Debemos alentarles a consultar con su médico de cabecera, su psicólogo o su psiquiatra, y a seguir sus indicaciones. Si se resisten, podemos acompañarles o buscar su consentimiento para hablar con su médico en su nombre.
La depresión en las personas mayores es un problema de salud pública que requiere una mayor concienciación, prevención y atención. Con un abordaje adecuado, las personas mayores con depresión pueden recuperar su salud emocional y su bienestar, y disfrutar de una vejez plena y feliz.