Herederos de la Verdad y la Vida.
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La autoridad moral de la izquierda
La izquierda española se ha erigido en los últimos años como la defensora de los valores considerados progresistas, como el feminismo, la igualdad social, la diversidad, la ecología o la democracia, en definitiva en la autoridad moral. Estos valores consustanciales con nuestro tiempo, más que progreso son un derecho y una realidad a consolidar en nuestra sociedad independientemente de partidos políticos. Sin embargo, esta supuesta autoridad moral se basa en una apropiación indebida de causas que no le pertenecen en exclusiva, y que utiliza como arma arrojadiza contra sus adversarios políticos.
La izquierda española se ha apropiado de la bandera del feminismo, presentándose como la única opción política que defiende los derechos de las mujeres. Sin embargo, esta postura esconde una visión sesgada y dogmática del feminismo, que excluye a las mujeres que no comulgan con sus ideas, y que ignora las demandas de las mujeres que sufren otras formas de opresión, como la pobreza, la explotación laboral o la violencia machista.
La izquierda española se ha apropiado de la bandera de la igualdad social, presentándose como la única opción política que defiende los derechos de los colectivos más vulnerables, como los inmigrantes, los refugiados, los gitanos, los LGTBI o los discapacitados. Sin embargo, esta postura esconde una visión paternalista y asistencialista de la igualdad social, que fomenta la dependencia y la victimización de estos colectivos, y que ignora las políticas que favorecen su integración, su autonomía y su participación.
La izquierda española se ha apropiado de la bandera de la diversidad, presentándose como la única opción política que defiende el respeto a las diferencias culturales, religiosas, étnicas o sexuales. Sin embargo, esta postura esconde una visión relativista y multiculturalista de la diversidad, que justifica y tolera prácticas que atentan contra los derechos humanos, como la ablación, el velo, el matrimonio forzado o la homofobia.
La izquierda española se ha apropiado de la bandera de la ecología, presentándose como la única opción política que defiende el medio ambiente y el cambio climático. Sin embargo, esta postura esconde una visión catastrofista y alarmista de la ecología, que promueve medidas radicales e inviables, como la prohibición de los coches, la renuncia al progreso o la vuelta al campo.
La izquierda española se ha apropiado de la bandera de la democracia, presentándose como la única opción política que defiende la libertad, la participación y la transparencia. Sin embargo, esta postura esconde una visión sectaria y populista de la democracia, que desprecia las instituciones, las leyes y la separación de poderes, y que alienta la confrontación, el odio y la polarización.
La izquierda española no tiene la autoridad moral que pretende. Su discurso progresista es una fachada que oculta su falta de coherencia, de rigor y de proyecto. La izquierda española no es la única ni la mejor defensora de los valores progresistas. Hay muchas personas en España, que no son socialistas, que defienden el feminismo, la igualdad social, la diversidad, la ecología y la democracia, desde una perspectiva más plural, más realista y más constructiva.
Reparto de carnet democrático
El tema de quién tiene la autoridad para determinar quién es o no demócrata es un asunto complejo que ha generado debates tanto en España como en otros países. En el contexto español, la izquierda política ha sido históricamente crítica con el franquismo y ha luchado por establecer y defender los principios democráticos en el país tras la transición hacia la democracia en la década de 1970. Como resultado, algunos sectores de la izquierda han adoptado una postura en la que se consideran a sí mismos como los guardianes de la democracia, y tienden a evaluar a otros actores políticos según su propia interpretación de la democracia.
Este fenómeno puede entenderse desde diversas perspectivas. Por un lado, algunos defensores de esta postura argumentan que, dado el compromiso histórico de la izquierda con los valores democráticos y los derechos humanos, tienen legitimidad para señalar y denunciar a aquellos que consideran que no cumplen con estos principios. Desde esta óptica, la distribución de un «carnet democrático» por parte de la izquierda podría interpretarse como una forma de ejercer la responsabilidad cívica y política de promover y proteger la democracia.
Sin embargo, esta práctica también ha sido objeto de críticas. Algunos argumentan que el concepto de «carnet democrático» es excluyente y puede utilizarse para deslegitimar a los oponentes políticos y silenciar el debate democrático, en lugar de promoverlo. Además, existe el riesgo de que esta actitud conduzca a una polarización política y a una falta de diálogo entre diferentes fuerzas políticas, lo cual es esencial para el funcionamiento saludable de cualquier sistema democrático.
En resumen, si bien es comprensible que la izquierda española, dada su historia y sus principios, se sienta especialmente sensible a la defensa de la democracia, es importante que esta defensa se realice de manera inclusiva y respetuosa con la diversidad de opiniones políticas, evitando caer en prácticas que puedan socavar los mismos valores que se pretenden proteger.
Enlaces y Referencias
Pablo, porfa, dame el carnet de demócrata
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La Autoridad Moral en Wikipedia