Aristóteles un legado Intelectual

Aristoteles
Aristoteles

Lógica, ética y metafísica

Aristóteles, el eminente filósofo griego nacido en el 384 a.C. en Estagira, Macedonia, es reconocido como uno de los pensadores más influyentes en la historia de la filosofía occidental. Discípulo de Platón durante veinte años en la Academia de Atenas, Aristóteles pronto se destacó por su agudeza intelectual y su incansable búsqueda de la verdad a través del razonamiento y la observación. Su vasta obra abarca campos tan diversos como la metafísica, la ética, la política, la biología, la lógica y la poesía, entre otros.

Aristóteles fundó su propia escuela, el Liceo, donde enseñó y escribió gran parte de sus obras más importantes. Su enfoque filosófico se distingue por su énfasis en la observación empírica y el estudio sistemático de la naturaleza y el mundo físico. Esta perspectiva científica y analítica influyó profundamente en el desarrollo posterior del pensamiento occidental.

En su metafísica, Aristóteles abordó cuestiones fundamentales sobre la realidad, el ser y la causa, proponiendo su teoría de las cuatro causas como un marco explicativo para comprender el mundo que nos rodea. Su ética, basada en la búsqueda de la felicidad a través de la virtud y el desarrollo del carácter moral, sigue siendo relevante en la reflexión ética contemporánea.

En el ámbito político, Aristóteles reflexionó sobre la mejor forma de gobierno en su obra «Política», donde delineó las características de la democracia, la aristocracia y la monarquía, y discutió sus virtudes y defectos. Su influencia en la filosofía, la ciencia y la política perdura hasta nuestros días, haciendo de Aristóteles una figura insigne cuyo legado continúa inspirando y desafiando a las mentes inquisitivas de todas las épocas.

Frases célebres de Aristoteles

Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.

No se puede desatar un nudo sin saber cómo está hecho.

Nuestro carácter es el resultado de nuestra conducta.

El castigo del embustero es no ser creído, aun cuando diga la verdad.

Los que obran bien son los únicos que pueden aspirar en la vida a la felicidad.

El alma es aquello por lo que vivimos, sentimos y pensamos.

Lo que con mucho trabajo se adquiere, más se ama.

Piensa como piensan los sabios, mas habla como habla la gente sencilla.

Los grandes conocimientos engendran las grandes dudas.

La sabiduría es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad.

Es de importancia para quien desee alcanzar una certeza en su investigación, el saber dudar a tiempo.

La amistad perfecta es la de los buenos y de aquellos que se asemejan por la virtud.

La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica.

Es absolutamente imposible demostrarlo todo.

El entendimiento es una tabla lisa en la cual no hay nada escrito.

El verdadero discípulo es el que supera al maestro.

Algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear la salud.

Se piensa que lo justo es lo igual, y así es; pero no para todos, sino para los iguales. Se piensa por el contrario que lo justo es lo desigual, y así es, pero no para todos, sino para los desiguales.

Un amigo fiel es un alma en dos cuerpos.

No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto.

La verdadera felicidad consiste en hacer el bien.

El amigo es otro yo. Sin amistad el hombre no puede ser feliz.

El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice.

Es ignorancia no saber distinguir entre lo que necesita demostración y lo que no la necesita.

La esperanza es el sueño del hombre despierto.

En las adversidades sale a la luz la virtud.

La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas.

El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona.

Es un principio indiscutible que para saber mandar bien, es preciso saber obedecer.

No basta decir solamente la verdad, más conviene mostrar la causa de la falsedad.

Considero más valiente al que conquista sus deseos, que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo.

El amigo de todo el mundo no es un amigo.

Sólo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo serio, pues la vida no es un juego.

Adquirir desde jóvenes tales o cuales hábitos no tiene poca importancia: tiene una importancia absoluta.

Tiempo es la medida del movimiento entre dos instantes.

Un estado es gobernado mejor por un hombre bueno que por unas buenas leyes.

Saber es acordarse.

La historia cuenta lo que sucedió; la poesía lo que debía suceder.

Es propio del filósofo poder especular sobre todas las cosas.

Los discursos inspiran menos confianza que las acciones.

La finalidad del arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas, no el copiar su apariencia.

El hombre solitario es una bestia o un dios.

Sólo hay una fuerza motriz: el deseo.

El que posee las nociones más exactas sobre las causas de las cosas y es capaz de dar perfecta cuenta de ellas en su enseñanza, es más sabio que todos los demás en cualquier otra ciencia.

Se quiere más aquello que se ha conseguido con muchas fatigas.

Una definición es una frase que significa la esencia de una cosa.

Si los ciudadanos practicasen entre sí la amistad, no tendrían necesidad de la justicia.

Las enseñanzas orales deben acomodarse a los hábitos de los oyentes.

La virtud es una disposición voluntaria adquirida, que consiste en un término medio entre dos extremos malos, el uno por exceso y el otro por defecto.

La virtud resplandece en las desgracias.

Nada hay en la mente que no haya estado antes en los sentidos.

Nunca se alcanza la verdad total, ni nunca se está totalmente alejado de ella.

La ciencia es respecto del alma lo que es la luz respecto de los ojos, y si las raíces son amargas, los frutos son muy dulces.

En realidad vivir como hombre significa elegir un blanco -honor, gloria, riqueza, cultura- y apuntar hacia él con toda la conducta, pues no ordenar la vida a un fin es señal de gran necedad.

El único Estado estable es aquel en que todos los ciudadanos son iguales ante la ley.

La ciudad (polis) es una de las cosas que existen por naturaleza; y el hombre es, por naturaleza, un animal político.

Avaro es el que no gasta en lo que debe, ni lo que debe, ni cuando debe.

Así como los ojos de los murciélagos se ofuscan a la luz del día, de la misma manera a la inteligencia de nuestra alma la ofuscan las cosas evidentes.

Enseñar no es una función vital, porque no tienen el fin en sí misma; la función vital es aprender.

Hay la misma diferencia entre un sabio y un ignorante que entre un hombre vivo y un cadáver.

La mente siempre tiene razón, mientras que el apetito y la imaginación pueden equivocarse.

El hombre nada puede aprender sino en virtud de lo que sabe.

En parte, el arte completa lo que la naturaleza no puede elaborar y, en parte, imita a la naturaleza.

Gracias a la memoria se da en los hombres lo que se llama experiencia.

Todo acto forzoso se vuelve desagradable.

Cometer una injusticia es peor que sufrirla.

El movimiento no existe fuera de las cosas, pues todo lo que cambia, o cambia en el orden de la sustancia o en la cantidad, o en la calidad, o en el lugar.

El mando de muchos no es bueno; basta un solo jefe.

Los sabios tienen las mismas ventajas sobre los ignorantes que los vivos sobre los muertos.

El miedo es un sufrimiento que produce la espera de un mal.

Como la vista es al cuerpo, la razón es al espíritu.

Si las acciones humanas pueden ser nobles, vergonzosas o indiferentes, lo mismo ocurre con los placeres correspondientes. Hay placeres que derivan de actividades nobles, y otros de vergonzoso origen.

Fuera de la sociedad, el hombre es una bestia o un dios.

La democracia ha surgido de la idea de que sí los hombres son iguales en cualquier respecto, lo son en todos.

Todos los gobiernos mueren por la exageración de su principio.

La multitud obedece más a la necesidad que a la razón, y a los castigos más que al honor.

Aprendemos, o por inducción o por demostración. La demostración parte de lo universal; la inducción de lo particular.

Cuanto más nos inclina la naturaleza a los placeres, tanto más propensos somos a la licencia que a la decencia.

Si nada hay eterno, no es posible la producción ni la generación.

Todo lo que se mueve es movido por otro.

El hombre que se mantiene en el justo medio lleva el nombre de sobrio y moderado.

El imitar es connatural al hombre.

Todo hombre, por naturaleza, desea saber.

Y es que la naturaleza no hace nada en vano, y entre los animales, el hombre es el único que posee la palabra.

Platón es mi amigo, pero más amiga es la verdad.

La riqueza consiste mucho más en el disfrute que en la posesión.

El instante es la continuidad del tiempo, pues une el tiempo pasado con el tiempo futuro.

Es preciso que la filosofía sea un saber especial, de los primeros principios y de las primeras causas.

No hay que empezar siempre por la noción primera de las cosas que se estudian, sino por aquello que puede facilitar el aprendizaje.

Es preciso preferir la soberanía de la ley a la de uno de los ciudadanos.

No todo término merece el nombre de fin, sino tan sólo el que es óptimo.

Las ciencias tienen las raíces amargas, pero muy dulces los frutos.

Lo mejor es salir de la vida como de una fiesta, ni sediento, ni bebido.

Si el espíritu es un atributo divino, una existencia conforme al espíritu será verdaderamente divina.

Los predicados del predicado se extienden también al sujeto.

Las revoluciones no se hacen por menudencias, pero nacen por menudencias.

Lo que tiene alma se distingue de lo que no la tiene por el hecho de vivir.

Movimiento es el paso de la potencia al acto.

La verdadera causa final reside en los seres inmóviles.

Es necesario que haya uno o varios principios y aun, en caso de existir uno sólo, que éste sea inmóvil e inmutable.

La naturaleza no hace nada en vano.

No hay que prestar atención a quienes nos aconsejan, so pretexto de que somos hombres, no pensar más que en las cosas humanas y, so pretexto de que somos mortales, renunciar a las cosas inmortales.

Las cosas se llaman equívocas cuando tan sólo tienen de común el nombre.

Si tanto me alaban, será por alabarse a sí mismos, pues al alabarme dan a entender que me comprenden.

La poesía es más profunda y filosófica que la historia.

La bestialidad es un mal menor que la perversidad, pero es más temible.

Todos o casi todos distinguen el alma por tres de sus atributos: el movimiento, la sensación y la incorporeidad.

No hace falta un gobierno perfecto; se necesita uno que sea práctico.

Todos los aduladores son mercenarios, y todos los hombres de bajo espíritu son aduladores.

El género humano tiene, para saber conducirse, el arte y el razonamiento.

El ser inmóvil mueve como objeto del amor, y lo que él mueve imprime el movimiento a todo lo demás.

Es evidente que todos los fines no son fines perfectos. Pero el bien supremo constituye, de alguna manera, un fin perfecto.

El fin de la ciencia especulativa es la verdad, y el fin de la ciencia práctica es la acción.

Demasiado poco valor es cobardía y demasiado valor es temeridad.

Quien discute sobre si se puede matar a la propia madre no merece argumentos sino azotes.

La necesidad ha hecho aparearse a quienes no pueden existir el uno sin el otro, como son el varón y la mujer.

Solamente haciendo el bien se puede realmente ser feliz.

La belleza del hombre está o en la sonoridad, o en el significado.

No hay genio sin un gramo de locura.

Los tiranos se rodean de hombres malos porque les gusta ser adulados y ningún hombre de espíritu elevado les adulará.

Enlaces y referencias

Aristóteles Wikipedia
Filósofos y pensadores